La vela de la justicia
ESTA CERCA EL REINO….LOS PIES
Canción: //Ya viene, ya viene, ya viene la navidad//
//Encendamos la vela, la vela de la justicia//
//y con ella encendida la justicia reinará//
Encendido de la segunda vela de adviento (La vela azul)
Lecturas Bíblicas
Primera: Isaías 11:1-10
Salmo 72:1-7.18-19
Segunda: Romanos 15:4-13
Evangelio Mateo 3:1-12
Nexo entre las lecturas
Está cerca el Reino de Dios. Esta afirmación del Evangelio de San Mateo (EV) parece ofrecernos un elemento unificador a las lecturas de este domingo segundo de adviento. El Reino era la más alta aspiración y esperanza del Antiguo Testamento: El Mesías debía reinar como único so
berano y todo quedaría sometido a sus pies. El hermoso pasaje de Isaías ilustra con acierto las características de este nuevo reino mesiánico: "brotará un renuevo del tronco de Jesé... sobre él se posará el espíritu... habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito.
Habrá justicia y fidelidad". Ante la inminencia de la llegada del Reino de los cielos se impone la conversión. Juan Bautista predica en el desierto un bautismo de conversión. Se trata de un cambio profundo en la mente y en las obras, un cambio total y radical que toca las fibras más profundas de la persona. Precisamente porque Dios se ha dirigido a nosotros con amor benevolente en Cristo, el hombre debe dirigirse a Dios, debe convertirse a Él en el amor de donación a sus hermanos: acogeos mutuamente como Cristo os acogió para Gloria de
Dios.
Para reflexionar
1. En Cristo Jesús encuentra realización la esperanza mesiánica. El pueblo de Israel esperaba un tiempo de paz y de concordia. Se trataba de un anhelo íntimo que se fundaba en la promesa misma del Señor. No sería un reino de características humanas, sino un reino divino revestido de poder y majestad. Este reino mesiánico sería como un nuevo cielo y una nueva tierra en los que ya no habría pecado, muerte y dolor. Esta esperanza del pueblo de Israel contrastaba fuertemente con las dificultadas, luchas y
pecados de su historia. Sin embargo, su esperanza nunca venía a menos. Pues bien, Juan Bautista anuncia a la casa de Israel que, en Jesús, toda aquella expectación mesiánica encontraba su cumplimiento: "Convertíos está cerca el Reino de los cielos... Preparad el camino del Señor..." El Señor nos había hablado por medio de los profetas, pero ahora en los últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo amado (Cfr. Hb 1,1-2) Con la llegada al mundo de Cristo Señor descubrimos el cumplimiento de todas las profecías. En Él encuentra cumplimiento la Alianza de Dios con la vida humana, en Él tenemos la salvación, en Él accedemos a la participación de la naturaleza divina. ¡Cómo no correr llenos de entusiasmo hacia el portal de Belén cuando es Dios mismo quien viene al encuentro del ser humano! ¿Habrá quizá alguno que se quede sentado en la ociosidad cuando es Dios mismo quien ha salido a nuestro encuentro? Juan el Bautista designa a Jesús como el que viene.
2. La llegada del Reino de los cielos exige una conversión del corazón. El anuncio de Juan el Bautista coincide sustancialmente con el de Jesús: Convertíos porque está cerca el Reino de Dios (Mc 1,15). Se dirige con mucha energía a los fariseos y saduceos porque para ellos, la conversión era un hecho mental que no implicaba la totalidad de la persona. En ellos se daba una división interior: atendían a los mínimos detalles de la ley, pero descuidaban el precepto de la caridad; se protegían del juicio de Dios con una legalidad mal disfrazada o se sentían superiores como hijos de Abraham. Su conversión era formal y no tocaba la intimidad del corazón. La conversión que exige el Bautista es una conversión que pide un cambio total y radical en la relación con Dios. No es una simple conversión interior, sino una conversión también exterior que llega a hacerse visible a través de nuestras acciones y pensamientos. Aquí aparece la imagen del árbol que produce frutos: el árbol bueno produce frutos buenos, el árbol malo produce frutos malos y se corta de raíz. Una verdadera conversión, por tanto, se traduce en una mayor rectitud de vida. Si bien las palabras del Bautista son palabras de fuego capaces de atemorizar al más osado, esconden una invitación a realizar uno de los actos más elevados de que es capaz el corazón humano: su conversión hacia el Padre de las misericordias, la reducción de la voluntad del mal cometido y el firme propósito de resurgir en el bien. Cuando una persona es tocada por una conversión sincera, reconoce el desorden que hay en su interior, advierte su pecado y siente una necesidad apremiante de transformación, de cambio de actitud y de comportamiento. La conversión es el momento de la verdad profunda en el que el ser humano se reconoce a sí mismo en su pecado y se abre a la verdad liberadora de Dios.
3. La conversión del corazón pasa por la concordia, la sintonía de corazones. Ante las escisiones que se daban ya en tiempo de San Pablo en las primeras comunidades, el apóstol presenta el ejemplo de Cristo: se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios y acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. La concordia, la unión de corazones, estar de acuerdo entre nosotros, es lo propio del cristiano. Este es el modo de apresurar la venida del Reino de Dios: la entrega sincera de sí mismo a los demás. El cristiano, por medio de su bautismo, ha sido injertado en la muerte y resurrección de Cristo y vive una nueva vida: la vida que es donación, que es servicio para los hermanos en la fe y acoge a los hombres para llevarlos a la verdad del Evangelio.
Sugerencias pastorales
1. Poner la mirada en el futuro con esperanza. En muchas ocasiones la experiencia del propio pecado o del pecado ajeno nos puede postrar y crear un estado de desilusión o desespero. La llegada del Reino de los Cielos en Cristo Jesús nos invita a lo contrario: Que la mirada, pues, esté puesta en el futuro. El Padre misericordioso no tiene en cuenta los pecados de los que nos hemos arrepentido verdaderamente (Cf Is 38,17). Él realiza ahora algo nuevo y, en el amor que perdona, anticipa los cielos nuevos y la tierra nueva. Que se robustezca, pues, la fe, se acreciente la esperanza y se haga cada vez más activa la caridad, para un renovado compromiso cristiano en el mundo del nuevo milenio no nos dejemos llevar por el mal, más bien venzamos al mal con el bien. No perdamos el ánimo ante los pecados del mundo, más bien escuchemos la voz de Cristo que nos invita a tomar parte en la redención del mundo con nuestro propio sacrificio.
2. La conversión nunca termina. Es un hecho que en nuestro caminar hacia Dios descubrimos muchas faltas y deficiencias personales. A pesar de nuestros anhelos de santidad, tenemos que hacer las cuentas con nuestra propia debilidad. Cada día, cada momento de nuestra vida es una nueva oportunidad para convertir el corazón, para "purificar la memoria", para elevar la mente y el corazón a Dios y pedirle: "Señor, perdóname". Este pequeño y gigantesco acto de fe nos dispone a acoger el Reino de los cielos, más aún, construye el Reino de los cielos de acuerdo con los planes de Dios. Vivamos pues ante la mirada de Dios sabiendo que Él viene y no tardará y nos juzgará por lo que no fuimos capaces de hacer. “A Belén se va y se viene por caminos de justicia. Amén
Oración segundo domingo de adviento: ¿CUÁNDO ES NAVIDAD?
Es Navidad cuando secas una lágrima en los ojos de un niño
Es Navidad cuando dejas caer las armas y haces nacer la paz
Es Navidad cuando pones fin a una guerra y se enlazan las manos
Es Navidad cuando haces retroceder la miseria con tu generosidad
Cada día podría ser Navidad en la tierra porque Navidad, hermanos es AMOR
Es Navidad cuando el corazón olvida la ofensa y se abre el perdón
Es Navidad cuando aparece la esperanza de un amor más real
Es Navidad cuando muere la mentira y renace la fidelidad
Es Navidad cuando el sufrimiento encuentra la dulzura de la amistad
Cada día podría ser Navidad en la tierra porque Navidad hermanos y hermanas es ENCUENTRO
Es Navidad en los ojos del pobre abandonado que visitas en el hospital
Es Navidad en el corazón del marginado que acoges en tu hogar
Es navidad en las manos del hambriento que recibe un poco de tu pan
Es Navidad para los hombres y mujeres de todas las razas que viven la fraternidad
Cada día podría ser Navidad en la tierra porque Navidad, hermanos es PAZ
Canto: Tiempo de Navidad
Ya se escucha una voz que está anunciando
que está llegando en medio nuestro a vivir
es la promesa de hace tiempo esperada
vendrá por siempre a nuestra vida animar
//vendrá, vendrá
a nuestra vida animar//
Ven a traer a nuestro pueblo la alegría
y la esperanza de una vida para todos.
cumpliose el tiempo, se acabo toda agonía,
Se aleja toda la tristeza y el dolor.
//Vendrás, vendrás
Trayendo paz y mucho amor//
En ti los poderosos serán derrotados
y a los pequeños por fin veremos reinar.
y toda gente que ahora es humillada
tendrá derecho de vivir y ser feliz.
//Tendrá, tendrá,
Tendrá derecho a ser feliz.//
Quiero que vengas a vivir junto a tu pueblo
para vivir con plenitud tu nacimiento
y así sembrar toda simiente de justicia
de un reino bueno y nuevo, del cual es señal.
//Vendrás, vendrás
Tu reino es buena señal//
Zeni de Lima Soares y Flávio Irala
(Traducido por Dra. Dora Canales y Rev. Javier Ochoa)
Nos Bendecimos:
Que Dios, para quien la noche es tan clara como el día, guie tus pasos en el camino.
Que Dios, quien está contigo cuando te levantas y cuando te sientas, te rodee con su amor y te sostenga de la mano.
Que Dios, quien conoce tu camino y tus lugares de descanso, este contigo cuando esperas, sea tus buenas noticias para compartir, y te guie en el camino que es eterno. AMEN
Historia:
¿Culpable o inocente?
Cuenta una antigua leyenda que, en la Edad Media, un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente en el reino y, por eso, desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable.
El hombre fue llevado a juicio ya sabiendo que tendría escasas o nulas chances de escapar al terrible veredicto: ¡la horca!. El Juez, también complotado, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo y, por ello, dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino: vamos a escribir en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino". Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "Culpable". Y la pobre víctima, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados y, cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y, con una extraña sonrisa, tomo uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente..."Pero, ¿qué hizo...?. Y ahora...?.¿Cómo vamos a saber el veredicto...?.
Es muy sencillo, respondió el hombre". Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que elegí y me tragué". Con rezongos y enojo mal disimulados, debieron liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo...!!
Aporte de Alejandro Faber (Argentina)