SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

La vela de la justicia
ESTA CERCA EL REINO….LOS PIES

Canción: //Ya viene, ya viene, ya viene la navidad//
//Encendamos la vela, la vela de la justicia//
//y con ella encendida la justicia reinará//

Encendido de la segunda vela de adviento (La vela azul)

Lecturas Bíblicas
Primera: Isaías 11:1-10
Salmo 72:1-7.18-19
Segunda: Romanos 15:4-13
Evangelio Mateo 3:1-12

Nexo entre las lecturas

Está cerca el Reino de Dios. Esta afirmación del Evangelio de San Mateo (EV) parece ofrecernos un elemento unificador a las lecturas de este domingo segundo de adviento. El Reino era la más alta aspiración y esperanza del Antiguo Testamento: El Mesías debía reinar como único so
berano y todo quedaría sometido a sus pies. El hermoso pasaje de Isaías ilustra con acierto las características de este nuevo reino mesiánico: "brotará un renuevo del tronco de Jesé... sobre él se posará el espíritu... habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito.
Habrá justicia y fidelidad". Ante la inminencia de la llegada del Reino de los cielos se impone la conversión. Juan Bautista predica en el desierto un bautismo de conversión. Se trata de un cambio profundo en la mente y en las obras, un cambio total y radical que toca las fibras más profundas de la persona. Precisamente porque Dios se ha dirigido a nosotros con amor benevolente en Cristo, el hombre debe dirigirse a Dios, debe convertirse a Él en el amor de donación a sus hermanos: acogeos mutuamente como Cristo os acogió para Gloria de
Dios.

Para reflexionar

1. En Cristo Jesús encuentra realización la esperanza mesiánica. El pueblo de Israel esperaba un tiempo de paz y de concordia. Se trataba de un anhelo íntimo que se fundaba en la promesa misma del Señor. No sería un reino de características humanas, sino un reino divino revestido de poder y majestad. Este reino mesiánico sería como un nuevo cielo y una nueva tierra en los que ya no habría pecado, muerte y dolor. Esta esperanza del pueblo de Israel contrastaba fuertemente con las dificultadas, luchas y
pecados de su historia. Sin embargo, su esperanza nunca venía a menos. Pues bien, Juan Bautista anuncia a la casa de Israel que, en Jesús, toda aquella expectación mesiánica encontraba su cumplimiento: "Convertíos está cerca el Reino de los cielos... Preparad el camino del Señor..." El Señor nos había hablado por medio de los profetas, pero ahora en los últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo amado (Cfr. Hb 1,1-2) Con la llegada al mundo de Cristo Señor descubrimos el cumplimiento de todas las profecías. En Él encuentra cumplimiento la Alianza de Dios con la vida humana, en Él tenemos la salvación, en Él accedemos a la participación de la naturaleza divina. ¡Cómo no correr llenos de entusiasmo hacia el portal de Belén cuando es Dios mismo quien viene al encuentro del ser humano! ¿Habrá quizá alguno que se quede sentado en la ociosidad cuando es Dios mismo quien ha salido a nuestro encuentro? Juan el Bautista designa a Jesús como el que viene.

2. La llegada del Reino de los cielos exige una conversión del corazón. El anuncio de Juan el Bautista coincide sustancialmente con el de Jesús: Convertíos porque está cerca el Reino de Dios (Mc 1,15). Se dirige con mucha energía a los fariseos y saduceos porque para ellos, la conversión era un hecho mental que no implicaba la totalidad de la persona. En ellos se daba una división interior: atendían a los mínimos detalles de la ley, pero descuidaban el precepto de la caridad; se protegían del juicio de Dios con una legalidad mal disfrazada o se sentían superiores como hijos de Abraham. Su conversión era formal y no tocaba la intimidad del corazón. La conversión que exige el Bautista es una conversión que pide un cambio total y radical en la relación con Dios. No es una simple conversión interior, sino una conversión también exterior que llega a hacerse visible a través de nuestras acciones y pensamientos. Aquí aparece la imagen del árbol que produce frutos: el árbol bueno produce frutos buenos, el árbol malo produce frutos malos y se corta de raíz. Una verdadera conversión, por tanto, se traduce en una mayor rectitud de vida. Si bien las palabras del Bautista son palabras de fuego capaces de atemorizar al más osado, esconden una invitación a realizar uno de los actos más elevados de que es capaz el corazón humano: su conversión hacia el Padre de las misericordias, la reducción de la voluntad del mal cometido y el firme propósito de resurgir en el bien. Cuando una persona es tocada por una conversión sincera, reconoce el desorden que hay en su interior, advierte su pecado y siente una necesidad apremiante de transformación, de cambio de actitud y de comportamiento. La conversión es el momento de la verdad profunda en el que el ser humano se reconoce a sí mismo en su pecado y se abre a la verdad liberadora de Dios.

3. La conversión del corazón pasa por la concordia, la sintonía de corazones. Ante las escisiones que se daban ya en tiempo de San Pablo en las primeras comunidades, el apóstol presenta el ejemplo de Cristo: se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios y acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. La concordia, la unión de corazones, estar de acuerdo entre nosotros, es lo propio del cristiano. Este es el modo de apresurar la venida del Reino de Dios: la entrega sincera de sí mismo a los demás. El cristiano, por medio de su bautismo, ha sido injertado en la muerte y resurrección de Cristo y vive una nueva vida: la vida que es donación, que es servicio para los hermanos en la fe y acoge a los hombres para llevarlos a la verdad del Evangelio.

Sugerencias pastorales

1. Poner la mirada en el futuro con esperanza. En muchas ocasiones la experiencia del propio pecado o del pecado ajeno nos puede postrar y crear un estado de desilusión o desespero. La llegada del Reino de los Cielos en Cristo Jesús nos invita a lo contrario: Que la mirada, pues, esté puesta en el futuro. El Padre misericordioso no tiene en cuenta los pecados de los que nos hemos arrepentido verdaderamente (Cf Is 38,17). Él realiza ahora algo nuevo y, en el amor que perdona, anticipa los cielos nuevos y la tierra nueva. Que se robustezca, pues, la fe, se acreciente la esperanza y se haga cada vez más activa la caridad, para un renovado compromiso cristiano en el mundo del nuevo milenio no nos dejemos llevar por el mal, más bien venzamos al mal con el bien. No perdamos el ánimo ante los pecados del mundo, más bien escuchemos la voz de Cristo que nos invita a tomar parte en la redención del mundo con nuestro propio sacrificio.

2. La conversión nunca termina. Es un hecho que en nuestro caminar hacia Dios descubrimos muchas faltas y deficiencias personales. A pesar de nuestros anhelos de santidad, tenemos que hacer las cuentas con nuestra propia debilidad. Cada día, cada momento de nuestra vida es una nueva oportunidad para convertir el corazón, para "purificar la memoria", para elevar la mente y el corazón a Dios y pedirle: "Señor, perdóname". Este pequeño y gigantesco acto de fe nos dispone a acoger el Reino de los cielos, más aún, construye el Reino de los cielos de acuerdo con los planes de Dios. Vivamos pues ante la mirada de Dios sabiendo que Él viene y no tardará y nos juzgará por lo que no fuimos capaces de hacer. “A Belén se va y se viene por caminos de justicia. Amén


Oración segundo domingo de adviento: ¿CUÁNDO ES NAVIDAD?

Es Navidad cuando secas una lágrima en los ojos de un niño
Es Navidad cuando dejas caer las armas y haces nacer la paz
Es Navidad cuando pones fin a una guerra y se enlazan las manos
Es Navidad cuando haces retroceder la miseria con tu generosidad
Cada día podría ser Navidad en la tierra porque Navidad, hermanos es AMOR
Es Navidad cuando el corazón olvida la ofensa y se abre el perdón
Es Navidad cuando aparece la esperanza de un amor más real
Es Navidad cuando muere la mentira y renace la fidelidad
Es Navidad cuando el sufrimiento encuentra la dulzura de la amistad
Cada día podría ser Navidad en la tierra porque Navidad hermanos y hermanas es ENCUENTRO
Es Navidad en los ojos del pobre abandonado que visitas en el hospital
Es Navidad en el corazón del marginado que acoges en tu hogar
Es navidad en las manos del hambriento que recibe un poco de tu pan
Es Navidad para los hombres y mujeres de todas las razas que viven la fraternidad
Cada día podría ser Navidad en la tierra porque Navidad, hermanos es PAZ

Canto: Tiempo de Navidad
Ya se escucha una voz que está anunciando
que está llegando en medio nuestro a vivir
es la promesa de hace tiempo esperada
vendrá por siempre a nuestra vida animar

//vendrá, vendrá
a nuestra vida animar//

Ven a traer a nuestro pueblo la alegría
y la esperanza de una vida para todos.
cumpliose el tiempo, se acabo toda agonía,
Se aleja toda la tristeza y el dolor.

//Vendrás, vendrás
Trayendo paz y mucho amor//

En ti los poderosos serán derrotados
y a los pequeños por fin veremos reinar.
y toda gente que ahora es humillada
tendrá derecho de vivir y ser feliz.

//Tendrá, tendrá,
Tendrá derecho a ser feliz.//

Quiero que vengas a vivir junto a tu pueblo
para vivir con plenitud tu nacimiento
y así sembrar toda simiente de justicia
de un reino bueno y nuevo, del cual es señal.

//Vendrás, vendrás
Tu reino es buena señal//

Zeni de Lima Soares y Flávio Irala
(Traducido por Dra. Dora Canales y Rev. Javier Ochoa)

Nos Bendecimos:

Que Dios, para quien la noche es tan clara como el día, guie tus pasos en el camino.
Que Dios, quien está contigo cuando te levantas y cuando te sientas, te rodee con su amor y te sostenga de la mano.
Que Dios, quien conoce tu camino y tus lugares de descanso, este contigo cuando esperas, sea tus buenas noticias para compartir, y te guie en el camino que es eterno. AMEN

Historia:

¿Culpable o inocente?
Cuenta una antigua leyenda que, en la Edad Media, un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente en el reino y, por eso, desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable.

El hombre fue llevado a juicio ya sabiendo que tendría escasas o nulas chances de escapar al terrible veredicto: ¡la horca!. El Juez, también complotado, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo y, por ello, dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino: vamos a escribir en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino". Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "Culpable". Y la pobre víctima, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados y, cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y, con una extraña sonrisa, tomo uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente. Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente..."Pero, ¿qué hizo...?. Y ahora...?.¿Cómo vamos a saber el veredicto...?.

Es muy sencillo, respondió el hombre". Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que elegí y me tragué". Con rezongos y enojo mal disimulados, debieron liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo...!!

Aporte de Alejandro Faber (Argentina)

ADVIENTO: Una invitación a esperar con gozo su venida

CELEBREMOS ADVIENTO Y NAVIDAD


Con alegría queremos invitarles a compartir durante este período una nueva experiencia de evangelización, donde la Navidad tendrá otro sentido para cada uno de nosotros y nosotras.

Es nuestro deseo que nuestro compromiso con la obra de Nuestro Señor Jesucristo como comunidad de fe vaya de la mano con la tarea de ser testigos y testigas del Evangelio y preparar nuestros corazones, nuestro espíritu y nuestras manos para vislumbrar lo que espera como personas y como congregación, el Señor, y llevar a otras vidas esta gran noticia de Dios
Nuestro Salvador el cual permita que podamos vivir con plenitud su presencia .

Por ello con amor y agradecimiento a Dios, les presento este material, que esperamos pueda ser una guía para la reflexión y meditación en sus hogares en estos tiempos de Adviento y Navidad.
Elevamos nuestras oraciones a Dios, pidiendo que nuestros hogares se vean fortalecidos por la presencia del Espíritu Santo y nos permita crecer en un mismo espíritu para compartir la buena nueva que el mundo está esperando, que es la llegada de El Emmanuel a nuestra vidas y hogares.


Rev. Javier Ochoa Jara
Noviembre del 2010


INTRODUCCIÓN

¿Qué es el Adviento?
El Adviento es tiempo de esperanza y preparación en el cual recordamos cómo las profecías acerca de la venida de Jesucristo fueron cumplidas a través del tiempo y la distancia. Es también un tiempo propicio para reflexionar sobre el amor de Dios y preparar nuestro espíritu para recibir en nuestro corazón al Rey de reyes, Jesucristo.

¿Y qué es Navidad?

Durante el Tiempo de Navidad recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros por lo que agradecemos:
El estar con la familia, estar vivo, tener un pan de cada día, contar con un techo, y reconocer que Jesús vino a este mundo por nosotros y para nosotros.

¿Cómo será esta Navidad para nosotros?

Para que la Navidad cobre sentido en nuestra vidas es necesario que tomemos el tiempo para prepararnos y darle así su valor real.
Entonces es cuando el Adviento cobra importancia.


La Corona de Adviento
En esta época del año utilizamos una corona llamada "corona de adviento" hecha de ramas verdes que simbolizan la esperanza en la venida de Cristo al mundo. el circulo de la corona es símbolo de la eternidad, porque no tiene principio ni fin, así como Dios que no tuvo principio ni tendrá fin.
Alrededor de la corona se colocan cuatro velas que representan las semanas de preparación para el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador. Las luces de estas cuatro velas, que se van encendiendo cada domingo, representan temas de nuestra vida cristiana.
La quinta vela, que va al centro de la corona, nos recuerda a nuestro Señor Jesucristo como la luz del mundo.

METODOLOGÍA

Para que el material sea compartido con más personas recomendamos que las reflexiones se hagan cuando las familias y amigos se encuentren reunidas.

Actividades sugeridas para cada domingo:

Leer el texto bíblico y analizarlo, encontrando alguna relación. Sería hermoso que cada miembro de la familia realice esta actividad.
Redactar una lista de las actitudes que encontramos en los cuentos, y cuales de ellos quisieran ver reflejados en sus familias y comunidad.. Podemos pegarlo en un lugar visible del hogar.
Tener momentos de Canto y oración .
Hacer un calendario que simbolice los domingos de adviento e ir colocando en cada domingo un símbolo representativo de la reflexión.
Sugerencia:
- Mapa de Israel:
- Dibujar el camino desde Galilea hasta Belén
- Cada domingo se coloca la frase o palabra clave y el sentido

Primer Domingo de Adviento


DESPERTAD LOS OJOS

encendemos la vela verde la Esperanza

Cantamos: //Ya viene, ya viene, ya viene la navidad//
//Encendamos la vela, de la esperanza//
//y con ella encendida la esperanza surgirá//

Encendido de la primera vela (vela verde)

Lecturas Bíblicas
Primera: Isaías 2, 1-5
Salmo 122
Segunda: Romanos 13, 11-14
Evangelio: Mateo 24, 37-44


Nexo entre las lecturas

Hay que salir al encuentro del Señor que se acerca; hay que hacerlo acompañado de las buenas obras. Este es el punto central que unifica las lecturas de este primer domingo de adviento. El Señor volverá, esto es una certeza que nace de las palabras mismas de Cristo en el Evangelio. Sin embargo, no conocemos ni la hora ni el día de su llegada, por eso la actitud propia del cristiano y de la cristiana es la de una amorosa vigilancia La visión del profeta Isaías, resume espléndidamente la actitud propia para este adviento: estamos invitados a salir al encuentro del Señor que nos instruye en sus caminos. Salir a su encuentro iluminado por la luz que irradia el amor de Dios por cada uno de nosotros los hombres.

Para Reflexionar

1. La gozosa expectación por la venida del Señor. El adviento es un tiempo muy rico en la vida de la Iglesia que desea prepararnos para el nacimiento de Jesucristo en Belén. Nos invita a comprender el amor de Dios que se decide a entrar en la historia humana de un modo tan humilde y misterioso. Simultáneamente, el adviento llama nuestra atención sobre la segunda venida de Cristo al final de los tiempos, cuando vendrá a juzgar a vivos y muertos. Este mismo Cristo que nace de María Virgen en la pequeñez de un recién nacido, vendrá al final de los tiempos en la majestad de su gloria para juzgarnos según nuestras obras. Este primer domingo de Adviento subraya, sobre todo, la preparación de la segunda venida y nos invita a estar alertas y vigilar, porque no sabemos el día, ni la hora de la llegada.

La visión del Profeta Isaías nos presenta "el final de los días" como una explosión gozosa de la esperanza mesiánica. Todos los pueblos, todos los hombres están invitados a subir al monte del Señor, a la casa de Dios. Es difícil imaginar una esperanza mesiánica en medio de los días aciagos en tiempos del profeta, sin embargo la Palabra de Dios es eficaz y no defrauda. Dios es fiel a sus promesas. El Señor mismo será quien nos instruirá por sus caminos y a una época de guerra y desazón, sucederá una época de paz y concordia. Al final de los tiempos el Señor reinará como soberano. Al final de los tiempos vencerá el bien sobre el mal; el amor sobre el odio; la luz sobre las tinieblas. Dios mismo será el árbitro y juez de las naciones. Maravillosa visión del futuro que posee una garantía divina. Habrá que caminar a la luz del Señor hacia esta patria celeste con el corazón henchido de esperanza: Venid subamos al monte del Señor.

2. La humanidad entera camina hacia "el día del Señor", hacia la casa de Dios. No se puede caminar de cualquier modo cuando hacia Dios se va. No se puede seguir un camino distraído cuando al final del sendero se nos juzgará sobre el amor. El Salmo 122 expresa adecuadamente los sentimientos del pueblo que va al encuentro del Señor: ¡Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor! Nuestro caminar, pues, será un caminar en la luz, un caminar en el que nos revistamos de las armas de la luz. La antítesis luz-tinieblas es una metáfora común en el Antiguo Testamento: las tinieblas son el símbolo de la incontinencia, de la debilidad de alma, de la falta de esperanza; el día, por el contrario, simboliza la toma de conciencia, la posibilidad de avanzar y el inicio de una nueva situación que vendrá a culminar en el éxito. No podemos seguir viviendo en las tinieblas del pecado de la lujuria y desenfreno, nos repite el apóstol Pablo. Caminar en la luz es caminar en la nueva vida que nos ofrece el Señor por la redención de nuestros pecados. Habrá que revestirse de Cristo Jesús, en el corazón y en las obras, revestirse de Cristo Jesús para poder caminar como en pleno día.

El día de su venida está cercano. Es una afirmación que se desprende de la carta del apóstol Pablo a los romanos: la noche está avanzada, el día está por despuntar. Por eso, la actitud propia del cristiano y cristiana es la del centinela que espera la aurora. Como el centinela espera la aurora, así mi alma espera al Señor. La misma certeza que tiene el vigía nocturno de que el día llegará, la tiene el cristiano de que el Señor volverá y no tardará. Cada momento que pasa nos acerca más al encuentro con "el sol de justicia", con la luz indefectible", con "el día que no conoce ocaso". Es decir, cada vez estamos más cerca de la salvación. La vigilia que nos corresponde es una vigilia llena de esperanza, no de temores y angustias, no de desesperación y desconcierto; sino la vigilia de la laboriosidad como Noé en su tiempo; la vigilia de la fortaleza de ánimo en medio de las dificultades del mundo. El verdadero peligro no se encuentra en las dificultades y tentaciones de este mundo, sino en el vivir como si el Señor no hubiese de venir, como si la eternidad fuese un sueño, una quimera.

La imagen del ladrón que llega de noche a una hora inesperada influyó poderosamente en los primeros cristianos y cristianas como se deduce de los textos de Pedro y Pablo respectivamente (2 Pt 3, 10 y 1 Ts 5,2) y creó en las primeras comunidades una gozosa espera del Señor. Sin embargo, esta imagen no significa que el Señor viene con tono amenazante a robar nuestras posesiones, sino más bien subraya que no tenemos certeza de la hora en que vendrá y que, por tanto, hay que estar siempre preparados para salir a su encuentro.

Sugerencias pastorales

1. La belleza y el valor de la vida presente. El mundo agitado que nos ha tocado vivir invita, no pocas veces, a la tristeza y al pesimismo. El cúmulo de noticias de guerra, muertes, violaciones crean en el ánimo no sólo un desencanto, sino un verdadero decaimiento anímico y espiritual. La contemplación serena y profunda del adviento del Señor es una invitación a no dejarnos llevar por esta tentación. Por encima de las apariencias de este mundo y de sus miserias está la promesa y el amor de Dios, por encima de la noche obscura que nos rodea está el amanecer de un nuevo día y una nueva esperanza. Dios no abandona a la humanidad en sus tinieblas y en su obscuridad, Dios no se desentiende de un mundo en peligro. Él mismo viene a rescatarnos porque tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo Unigénito. No miremos ya más las tinieblas pues nada bueno de ellas obtendremos, volvamos nuestra mirada al rostro de Cristo, revistámonos en nuestro ser y en nuestras obras de Cristo el Señor.
2. Caminar en la luz. Para nosotros caminar en la luz significa vivir en gracia, despojarnos del pecado, iniciar un camino de conversión del corazón hacia el Padre de las misericordias. El adviento nos posibilita un camino de reflexión y de auto reconocimiento que nos conduzca al encuentro con el niño de Belén. Los puros de corazón verán a Dios.

Oración del primer domingo: GRACIAS

Te entrego Señor mi vida: hazla fecunda.
Te entrego mi voluntad, hazla semejante a la tuya,
toma mis manos, hazlas acogedoras,
toma mi corazón, hazlo ardiente,
toma mis pies, hazlos caminantes,
toma mis ojos, hazlos transparentes,
toma mis cansancios, hazlos tuyos,
toma mis muertes, hazlas vida,
toma mi pobreza, hazla tu riqueza,
toma mi nada, haz lo que quieras.
toma mis pecados, mis faltas de amor,
mis eternas desilusiones,
mis horas de amargura.
Dame el don de descubrir tu presencia,
el don de amarte como pueda,
el don de servir a los demás,
el don de poder esperar y
celebrar tu venida.

Canto Final :
Vienen con alegría Señor,
Cantando vienen con alegría Señor
//los que caminan por la vida Señor
Cantando tu Paz y Amor//

Vienen trayendo la esperanza
a un mundo cargado de ansiedad
a un mundo que busca y que no alcanza
caminos de amor y de amistad.

Vienen trayendo entre sus manos
esfuerzos de hermanos por la paz,
esfuerzos de un mundo más humano
que nace del bien y la verdad.

Nos bendecimos

Que la bendición del Dios de todos los tiempos, Padre y Madre, Espíritu y Vida, Principio y Fin, ilumine nuestros recuerdos,
anime nuestra vida de cada día y nos llene de esperanza para el mañana.
Que la bendición del Dios de todos los tiempos, llene nuestra vida de gratitud,
ponga alegría en nuestros corazones
y alumbre el camino que debemos andar.
Que la bendición del Dios de todos los tiempos, sea nuestra fuerza y nuestro consuelo, hoy y siempre. Amén.


Material para los más pequeños

Historia:
Había una vez un castillo rodeado por un vasto desierto. A veces una solitaria caravana se detenía allí; pero, aparte de eso, la vida del castillo era monótona, sin cambios apenas, día tras día. y año tras año. Un día el rey envió un mensaje: "Estad preparados. Nos han dicho que Dios proyecta visitar nuestro país y que desea detenerse en vuestro castillo. Estad dispuestos para recibirle". Los oficiales que vivían en el castillo, siguieron las instrucciones del rey. Dispusieron que se pintaran las paredes y se limpiaran las habitaciones, y ordenaron que el vigía permaneciera alerta a cualquier señal de la proximidad de Dios. El vigía se sintió muy orgulloso. Jamás se le había confiado antes una misión tan importante. Se pasaba el día y la noche en la torre avizorando el horizonte, constantemente alerta y atisbando los indicios de la presencia de Dios. Con frecuencia se decía: "¿Cómo será Dios? ¿Llegará con un gran séquito? ¿Vendrá acompañado de un poderoso ejército?"
Sorprendido en aquellos pensamientos, el fiel vigía pasó muchos años esperando la llegada de Dios hasta que comenzó a sentirse cansado. "¿Llegará Dios alguna vez?", se preguntaba. "¿Por qué tarda tanto en venir? ¿Querrá encontrarse con un pobre hombre como yo cuando llegue aquí?". Siguió buscando en el horizonte hasta que su vista comenzó a fallar y a duras penas podía moverse, oír o ver. Supo que su fin se acercaba. Tristemente murmuró: "He pasado toda mi vida esperando a Dios. ¿Ha sido vana mi espera?". Entonces llegó hasta él una voz; estaba tan cerca que parecía salir del fondo de su corazón. "¿No me reconoces? ¿No me ves? Estoy aquí, a tu lado, dentro de ti".
El vigía se sintió azorado, pero henchido de alegría. "Dios mío", dijo, "¿eres realmente tu? ¿Has venido por fin? . Nunca te he oído ni visto llegar. Mas, ¿por qué me has hecho esperar tanto?..." Dulcemente la voz respondió: "Desde el mismo momento en que decidiste esperarme, he estado dentro de ti. He estado aquí todo el tiempo. ¿No conoces el secreto? Sólo los que me esperan me verán".

Pregunta:
¿Cuántos momentos nos hemos encontrado esperando sentir la presencia del Señor?

Jesús, acuérdate de mi cuando vengas en tu reino

Estimados hermanos y hermanas en la fe de nuestro Señor Jesucristo

Hoy es el último domingo del año litúrgico de la iglesia y es celebrado como el festival de Cristo
Rey. Es un domingo dedicado a las últimas cosas, y en particular al juicio final, el énfasis al retorno de Cristo en gloria para inaugurar su reino de eterna bienaventuranza. También es natural, en el contexto del año eclesiástico, que el texto para meditar en este día venga de las palabras de los malhechores que se encontraban en la cruz: “Jesús, acuérdate de mi cuando vengas en tu reino!”

La fiesta de Cristo Rey se estableció en la época del ocaso de las monarquías con objeto de oponerse a los nacientes regímenes republicanos. Sus orígenes son pues controvertidos. Sin embargo, los textos con que celebramos esta fiesta nos muestran de qué manera Cristo es “Rey”.
Conviene recordar en qué consistían las esperanzas mesiánicas del pueblo judío en el tiempo de Jesús: unos esperaban a un nuevo rey, al estilo de David, tal como se lo presenta en la primera lectura de hoy. Otros, un caudillo militar que fuera capaz de derrotar el poderío romano; otros como un nuevo Sumo Sacerdote, que purificaría el Templo. En los tres casos, se esperaba un Mesías triunfante, poderoso.
El salmo que leemos hoy, también proclama el modelo davídico de “rey”. Jerusalén, la “ciudad santa” es la ciudad del poder, la ciudad del poder.

Eso explica por qué, cuando Jesús anuncia la Pasión a sus seguidores, no logran entender por qué tiene que ir a la muerte.
- El evangelio de hoy nos presenta cómo reina Jesús el Cristo: no desde un trono imperial, sino desde la cruz de los rebeldes. La rebelión de Jesús es la más radical de todas: pretende no sólo eliminar un tipo de poder (el romano, o el sacerdotal) para sustituirlo por otro, con un nombre distinto, pero basado en la misma lógica de dominación y violencia (que era lo que correspondía a las expectativas judías).
Podríamos decir que Jesús es el anti-rey según los modelos de los sistemas opresores: no quiere dominar a las demás personas, sino por el contrario, promover, convocar, suscitar, el poder de cada ser humano, de modo que cada una y cada uno de nosotros asumamos responsablemente el peso y el gozo de nuestra libertad.

Uno de los grandes sicólogos del siglo XX, Erich Fromm, plantea, en su libro El miedo a la libertad, que ante la angustia que produce en el ser humano la conciencia de estar separados del resto de la creación, adoptamos dos actitudes igualmente patológicas: dominar a otros, y buscar de quién depender entregándole nuestra libertad. En ambos casos, las personas buscamos cómo, a través de estos mecanismos, disolver esa barrera que nos separa de las otras personas y del resto del universo. El pecado fundamental del ser humano es pues un pecado de poder mal administrado, mal asumido. Y esto es el origen de todos los otros pecados: la avaricia, que conduce a un orden económico injusto; la soberbia, que nos impide ver con claridad nuestros errores y pecados; la mentira, que nos lleva a manipular o a dejarnos manipular; la lujuria, el sexo utilizado como instrumento de poder para “poseer”, oprimir; el miedo, que nos impide levantarnos y caminar sobre nuestros propios pies.
Esa es la lógica que Jesús desarticula de manera total y radical.

En la cruz Jesús derrota total y radicalmente al demonio del poder concebido como violencia y opresión por una parte y como dependencia, sumisión y alienación por otra. De este modo que inaugura así un nuevo tipo de relaciones entre las personas y con el universo entero, basadas no en la dominación/dependencia, sino en el respeto mutuo, en la armonía, en la valentía para asumir el peso de la propia libertad responsable.
- En la carta a los Colosenses, Pablo señala cómo a través de Jesús el Cristo (primogénito de todas las criaturas, preexistente y co-creador del universo, cabeza de la iglesia, primicia de la plenitud de la Creación entera) se produce la reconciliación de todos los seres con Dios. Esta y otras expresiones paulinas han dado lugar a interpretaciones erróneas, que consideran que la muerte de Jesucristo en la cruz era el precio que había que pagar para que el Padre, enojado y rencoroso, perdonara a la humanidad pecadora.
Sin embargo, los evangelios nos muestran con claridad por qué y cómo es que Jesús nos reconcilia con el Padre: no porque ese Dios, padre y madre, sea un dios rencoroso, sino porque habíamos perdido el rumbo de la auténtica unidad con Dios y con el universo entero.

Los cristianos/as proclamamos que Cristo es el alfa y omega de los tiempos, Señor de la Historia. Pero -y sobre todo- que su señorío es el de quien libera de toda forma de opresión y sumisión, que nos da la libertad del Espíritu, que nos devuelve la filiación divina oscurecida por nuestros miedos, debilidades y pecados. Cristo Rey es pues el anti-rey a los ojos del “mundo”. Es el Cordero degollado (Ap. 5, 12) quien nos reconcilia con Dios y nos lleva, no de regreso al Paraíso Perdido, sino a la utopía de la Nueva Jerusalén, en la que no habrá rodilla que doblar sin ante Dios... ése que libera, y nos manda ponernos en pie!
- Desgraciadamente, ¡cuántas veces en nuestra vida eclesial reproducimos los modelos de “reinado” del mundo, y no los de Dios en Jesucristo! ¡Cuántas veces establecemos relaciones de poder autoritarias en vez de fraternas! ¡Cuántas veces entramos en contubernio con los poderes del sistema, ya sea por acción o por omisión!
El modelo de “reinado” que nos presenta el “Cordero degollado” nos interpela y llama a la conversión.
Para la revisión de vida

- A la luz de la fiesta de “Cristo Rey” y del modelo de relaciones entre personas y con la Creación, nos invita a reflexionar y revisar nuestras propias relaciones cotidianas- de pareja, familiares, la relaciones entre los miembros de la iglesia. El evangelio nos motiva a buscar esos espacios nuevos donde podamos disfrutar realmente de la misericordia y del amor Dios, haciendo visible la justicia y la esperanza en cada uno de nuestros actos.
- Por otro el desafío constante de asumir la responsabilidad en el seno de nuestra sociedad, luchando por nuevas relaciones de poder, siguiendo el modelo de Jesucristo, el anti-rey, que nos presentan los evangelios, distanciándonos de los modelos autoritarios antievangélicos.
Fiel a este modelo de ejercer la realeza Cristo llega a la cruz y aún en la cruz continúa ejerciendo su tarea de promoción social.
Queridos hermanos y hermanas: Que nuestro Señor Jesucristo a través de su espíritu nos conduzca en el desarrollo de esta gran tarea. Amén

Rev. Javier Ochoa

¡Auxilio mis hijos no me obedecen!

¿Eres de los padres que no tiene "autoridad" sobre sus hijos?, ¿eres de los padres a quien sus hijos no le hacen caso?, ¿eres de los padres quienes tienen que exigir a sus hijos para que le obedezcan, y tienes que amenazarlos o castigarlos para que recien te obedezcan?. ¿Eres de los padres a quienes sus hijos no lo siguen?.
No pretendo darles una fórmula a forma de recetario. Cada familia, cada grupo social tiene su particularidad lo que necesitamos son princpios que sirvan como fundamento en nuestras acciones que cada uno asume y toma sus decisiones.

Aquel jefe que grita, amenaza, o se cree superior con quien esta bajo su mando no ejerce autoridad sino nos produce pena y hasta lástima. Los chicos y chicas adolescentes me comentan con que desesperación los padres se empeñan para que los obedezcan. Ellos sienten que sus padres solo les mandan para imponer su opinión y no necesariamente para enseñarles u orientarles sobre un tema.

Jesucristo nos da la pauta para orientar nuestra conducta sobre la AUTORIDAD entre los que nos rodean. En Mateo 20:21-28 se nos relata las intenciones de los discípulos (hijos de Zebedeo) y su madre de obtener el lugar derecho e izquierdo de Jesús cuando él gobierne en su reino. Un deseo de poder, que representa influencia y por que no autoridad. Jesús identifica este tipo de deseo. Que básicamente nos separa entre los seres humanos. Jesús va por ese lado de conservar la buenas relaciones entre los seres humanos. Este deseo de los discípulos causó molestia entre los demás discípulos y seguramente mucha discusión. Pero Jesús los llamó, y les dijo:–Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás (Mateo 20:25 y 26).
Esta frase "hacen sentir su autoridad sobre ellos" nos indica una imposición, la eliminación del otro y la supremacía del YO, "aqui mando yo mientras vivas bajo mi techo". Acaso no son frases conocidas. Este tipo de conducta trae molestia para quien lo escucha. No hay una preocupación por el ser humano simplemente el satisfacer su YO. Jesús nos propone un principio fundamental que puede aplicarse en nuestra realidad familiar o en el grupo social en donde estes: "el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás". SERVIR es la palabra, que integra la humildad, la sencillez. El hacer primero uno mismo lo que propone al otro. Jesús lavó los pies de los discípulos para enseñarles la humildad. No le dijo "LAVEN LOS PIES" sino el lo hizo primero. Eso marca la diferencia de dar una orden a nuestros hijos. Hacer lo que uno dice. Asi ganamos autoridad con nuestros hijos y en el ambito social también.

Te toca pensar de que forma puedes servir en tu ámbito antes de pensar o satisfacer tus deseos de poder sobre el otro. Estoy seguro que tu familia te va seguir con amor y no con temor asi como las demás personas.

Paulo Llanco
Pastor