SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

Lectura Bíblica: Marcos 1:1-8

Vamos en el camino del Señor

¿Cómo la Iglesia sigue arando el camino para la manifestación de Dios?

Juan, llamdo el Bautista, preparó el camino para la manifestación de Dios en la persona de Cristo, la Iglesia está llamada a preparar el camino para que Dios se manifieste hoy.

El evangelio de Marcos comienza con la proclamación de Juan el Bautista. A diferencia del discuro religioso de su tiempo éstas eran BUENAS NOTICIAS de Jesús, quien es proclamado el Ungido de Dios – Christos – y quien es a la vez el Hijo de Dios. Estos primeros versos del evangelio de Marcos están lleno de mensajes.

El mensaje del profeta

Es notable que el escritor del evangelio tome de dos profetas, Isaías y Malaquías, para hacer de estas dos profecías una sola. El texto de S. Marcos 1.2 proviene de Malaquías 3.1, mientras que el texto de S. Marcos 1.3 proviene de Isaías 40.3. Es imposible saber porqué S. Marcos atribuye ambos textos a un mismo profeta. Sin embargo, esta práctica nos revela algo interesante de las comunidades cristianas primitivas. Estas comunidades leían la historia de Israel a través de los ojos de la historia de Cristo.
Quizás esto nos permita explicar porqué para Marcos es más importante el contenido de la historia profética que la procedencia de tales profecías. Para el escritor del evangelio lo importante era que la profecía ha sido cumplida en la persona y mensaje – evangelión – de Jesús. Nuestra lectura de la voz profética ha de hacerse a la luz del mensaje y la manifestación de Cristo.

El mensaje de Juan el Bautista
Comúnmente conocido como Juan Bautista, este personaje es quien abre el camino para la gran historia de Jesús. El rol que cumple Juan es el de preparar el camino para la manifestación de Dios en la persona de Jesús. En este sentido, Juan utiliza una práctica común entre las comunidades judías para identificar la limpieza y renovación; la inmersión de la persona en agua.

El llamado de Juan a la gente fue de arrepentirse, olverse de su pecados. El baño en el río Jordan simbolizaba la decisión de caminar de una manera diferente. Una forma simbólica de pureza luego de haber pasado por alguna situación impura, que no le permitía participar de las actividades religiosas de su comunidad. En este sentido, Juan hace uso de uno de los rituales judíos para proclamar su propio mensaje de una limpieza purificadora que la manifestación de Dios entre las personas ha de traer.

Más aun, el bautismo o ritual de limpieza que Juan utiliza es asociado con una completa transformación de la persona. Según Marcos 1.4, este bautismo era "el bautismo de arrepentimiento [metanoia] para perdón de pecados". La palabra metanoia que es utilizada por el escritor nos indica que este baño ritual era para evidenciar la transformación absoluta que las personas han de experimentar.

El camino a prepararse
¿Qué camino está preparando Juan? Según el texto, viene tras de Juan "el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar, agachado, la correa de su calzado..." (Marcos 1.7b). Juan es solo la persona con la responsabilidad de preparar el camino, pero no es el camino. La manifestación de Dios no es Juan, sino alguien que viene tras de él y a quien Juan le debe honor.

Pero, ¿qué es lo que esta persona ha de traer? Este es el mensaje del Segundo Domingo de Adviento. Cristo, la manifestación de Dios en carne, ha de traer la posibilidad de vivir una vida sumergida en la presencia del Espíritu de Dios. Como nos recuerda Juan el Bautista, "pero él os bautizará con Espíritu Santo". Jesús nos invita a integrarnos en su camino, en la presencia del Espíritu Santo de Dios. Es éste el mensaje principal de esta perícopa; que Dios ha de ofrecernos la oportunidad de ser sumergidos y sumergidas en la continua presencia del Espíritu.

Hablando de allanar el camino del Señor, es una invitación a dejar los obstáculos en el camino, como las envidias, rencores, venganzas, enemsitades. Situaciones que distraen nuestra misión como Iglesia.

¡Estamos haciendo lo necesario para preparar el camino que conduce a la manifestación de Dios en la persona de Jesús?. ¿Hemos actuado con justicia y amor? ¿Hemos cultivado amistades en las comunidades en las que servimos? ¿Hemos tomado tiempo para callar y dejar que nuestras acciones de justicia y solidaridad sean nuestras voces?. Es un llamado a experimentar la vida sumergida en la presencia continua del Espíritu de Dios. Siendo que Adviento es el tiempo de espera por la manifestación de Dios en carne, ¿hemos experimentado tal manifestación en nuestras vidas a través del Espíritu? No hablamos aquí de expresiones emocionales, sino de una verdadera convivencia, diaria, en la presencia del Espíritu de Dios. Esta es la manifestación continua de Cristo en nuestras vidas y la que nos ayuda a vivir como hijos e hijas de un Dios que aun hoy día se manifiesta y camina con su pueblo.

0 comentarios: